20 setiembre 2005

Fujimori y las cuentas de Alan

A propósito del Informe sobre las cuentas de los Fujimori:

Kroll Inc., también conocida como la CIA privada, es la empresa de inteligencia y seguridad más grande del mundo. Aunque Jules Kroll, quien la fundó en 1972, prefiere referirse a ella como "a global-risk consulting company" (todo es tan eufónico en el lenguaje empresarial).

Kroll ofrece sus servicios a quienes puedan pagarlos: rastreo satelital de altos ejecutivos, negociación con secuestradores, protección de grandes cadenas de supermercados durante los saqueos de New Orleans y, sobre todo, detección de desvíos de fondos de algunos exmandatarios. Algunos de sus casos más notables están reseñados en este link.

En lo que respecta a Fujimori, las críticas a Kroll no tienen sustento. El informe preliminar que reveló Catherine Lanseros en el diario La Primera era eso: una especie de hoja de ruta que los investigadores debían seguir para desentrañar finalmente la red de corrupción de Fujimori. El análisis más lúcido del caso lo ha hecho Gustavo Gorriti en La República.

Es evidente que alguna de las pistas de Kroll incomodaron a algún sector con rabo de paja del gobierno popytoledista. Sé de buena fuente que, a inicios del 2004, luego de la presentación interna del Informe ahora revelado, el investigador de Kroll, Simon Strong, tuvo la iniciativa de restablecer los contactos con el gobierno peruano. Increíblemente, el ministerio de Justicia -tomado entonces por el FIM- lo choteó alegando ciertos formalismos jalados de los pelos.

Así resulta que el Informe Kroll abre dos vetas de investigación: a) La de la red de lavado de dinero fujimorista, y b) La de los intereses ocultos de la alianza PP-FIM que congelaron las investigaciones. Evidentemente, en la intersección de ambas está la sabrosura.

TOMA MEMOREX (SIN LITIO)
Mientras tanto, hay algo que no se ha recordado lo suficiente: Kroll también investigó a Alan García.

Nuestro florido expresidente ha querido confundir su Informe Kroll con el absurdo Informe Larc -una de las primeras jugarretas falsarias de su archinémesis Fernando Olivera- que acusaba a Alan de poseer US$ 50 millones en cuentas del extranjero. Con el tiempo, el Informe Larc resultó ser más trucho que las cartas apócrifas que años después Popy llevaría al Vaticano.

Pero el Informe Kroll de 1991 -también truncado, como el de ahora, por razones políticas- llegó a sólidas conclusiones sobre la corrupción aprista.

Según sus investigaciones, en mayo de 1986, el Banco Central de Reserva (BCR) transfirió a cuentas cifradas de una sucursal panameña del Banco de Crédito y Comercio Internacional (el infamous BCCI) un total de 215 millones de dólares. Ese dinero venía de las reservas internacionales del Estado peruano y era una cifra bastante superior a la acordada en los contratos que hizo el Perú con el banco internacional de mafiosos. Según Kroll, esta transferencia se logró a cambio de sobornos.

Se comprobó que Leonel Figueroa y Héctor Neyra, presidente del directorio y gerente general del BCR, recibieron coimas por tres millones y medio de dólares debido a esta operación. Según demostró el renombrado fiscal gringo Robert Morgenthau, los sobornos fueron depositados en las que luego se conoció como las cuentas Selva Negra y Tierra Firme.

Kroll y Morgenthau dijeron tener indicios suficientes de que Alan García fue consultado, aprobó la jugarreta y a cambio recibió su buena tajada.

Además, el Informe Kroll de 1991 aseguraba haber detectado una cuenta bancaria a nombre de Alan García Pérez en el Western Federal Savings and Loan Association, de Dallas, Texas. Esta cuenta fue transferida al Sunbelt Savings y cerrada en 1989. Kroll se basó en una microficha de los registros del banco texano. Cuando se quiso profundizar las investigaciones, resultó que ta-ta-ta-taaannn la microficha había desaparecido misteriosamente.

Finalmente, una alianza entre apristas y fujimoristas (vivían amores locos en el 91) no permitió que Kroll continuara sus investigaciones. En 1997, Figueroa y Neyra fueron capturados en Brasil y pasaron un par de años en prisión. Jamás aceptaron los cargos.

Pos nada, niños, pensé que sería interesante recordarlo ahora que se vienen las elecciones. Just that.

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